lunes, 30 de diciembre de 2013

Una reflexión final del 2013

Estamos  a punto de decir adiós al 2013 y es momento para hacer una pequeña reflexión en torno a este año desde el punto de vista de las tendencias.  Ha sido un año muy convulso en lo político, en lo social, en lo económico….. Parece que algunos datos de la macro-economía comienzan a recuperarse y, eso es un buen síntoma. Sin embargo, en la economía de las familias, no se perciben esos cambios a mejor y la situación sigue siendo delicada. En cualquiera de los casos, deberá pasar, todavía, algún tiempo, antes de que podamos empezar a notar de forma fehaciente la mejoría.
En términos de marketing se ha vivido un año especialmente singular. Un año que ha venido marcado por la confluencia de dos factores importantes: por un lado, las consecuencias que en el consumo y en el comportamiento del consumidor ha tenido el estado de la crisis, y , por otro lado, los nuevos planteamientos tecnológicos que día a día siguen avanzando y generando nuevas oportunidades.
Como en todas las crisis económicas, que tiene su mayor problema en el aumento del desempleo y el descenso del consumo,  el concepto “precio” se ha impuesto en la toma de decisión de los consumidores. Ello ha llevado al mercado a una guerra bastante sucia de precios entre competidores, con mermas en la calidad de los productos. El concepto del Low-cost se ha impuesto en sectores, antes nunca imaginables. Esto, que en cierta medida puede parecer que beneficia al consumidor, no tienes sino una lectura bastante negativa cara al futuro. Las grandes marcas, han visto mermadas sus cuotas de mercado frente a las marcas blancas, por ejemplo. Ello ha producido un desvío de cuota de mercado hacia productos de menor calidad a un menor precio y ha provocado que las grandes marcas hayan tenido también que bajar sus precios para poder competir. En realidad no sabemos, pero lo acabaremos sabiendo, si las grandes marcas han bajado sus precios a costa de su calidad o de sus márgenes. Como digo, ahora mismo no lo sabemos, pero no dentro de mucho tendremos noticias. En realidad, esto es lo que suele suceder en la mayoría de las crisis: con carácter general el consumidor pierde. Las empresas bajan los precios a base de su calidad, pero no a base de su margen. Esto en definitiva se traduce en una bajada de los costes que compensa esa bajada de los precios. En realidad, las empresas mantienen sus márgenes de beneficio a costa de que el consumidor tiene en realidad un peor producto. Lógicamente, hablo desde la generalidad. En principio, esto al consumidor parece no preocuparle porque su principal problema está en la escasez de recursos económicos para invertir y sacrifica “calidad” por un menor precio. Cuando las cosas vuelvan a mejorar, los ciclos se darán la vuelta y veremos el efecto contrario.
 En realidad,  y tal y como decía Darwin, sólo aquellas empresas con capacidad de adaptación (que no necesariamente las más fuertes) sobrevivirán. Y esto es lo que ha pasado en el contexto empresarial. La necesidad de generar nuevas visiones de negocios, de mercado, de abrirse a nuevas oportunidades, etc..  ha sido la clave de la supervivencia de muchas empresas. El debate, realmente, ha sido el tiempo en el que esto ha ocurrido. Me explico: en España, por nuestra forma de ver las cosas y por otras muchas razones, hemos empezado a hacer esto algo tarde. También es verdad que cuando lo hemos hecho, lo hemos hecho bien. Miro el tema de las empresas que han salido al exterior en los últimos tiempos y me pregunto ¿por qué no lo hicieron antes?   ¿por qué se ha esperado tanto tiempo?  La respuesta es que, para nuestra desgracia, mucha gente pensó que la crisis era un chaparrón. Un chaparrón terrible, pero a fin de cuentas un chaparrón y mucha gente estaba esperando que escampara para poder seguir haciendo lo mismo. De hecho, todavía algunos piensan así. Otros, aunque tarde, se dieron cuenta de que estábamos ante un cambio de época y que nada volvería a ser igual y, por lo tanto, había que empezar a hacer las cosas de manera distinta. Radicalmente distinta. Los avances tecnológicos nos han ayudado mucho en esta nueva visión.

Por lo tanto, y a pesar de los datos macro, estoy esperanzando porque un nuevo viento sopla entre nuestras empresas, nuestros empleados y directivos. Un nuevo soplo de aire fresco está también llegando a nuestros emprendedores. Convendría dejar atrás esa visión tan “casposa” que tenemos de casi todo.