martes, 7 de mayo de 2013

¿Cómo debemos entender la innovación?


A veces se habla tanto de las cosas, que se pierden sus fundamentos. Esto está ocurriendo, en los últimos tiempos, con algunos conceptos empresariales, como por ejemplo la innovación. Conviene pues aclarar el terreno de juego. La innovación es la habilidad para gestionar el conocimiento creativamente. La propia definición nos marca claramente dos ámbitos estratégicos en la innovación: los conocimientos y la creatividad. Si alguna de estas dos variables falla, la innovación no es tal. No hay más que mirar a las empresas innovadoras para darnos cuenta de que no es una cuestión de recetas mágicas. Son empresas que tienen entre sus filas gente con talento. Esto les permite desarrollar nuevas ideas sobre nuevos productos, servicios, estrategias y procedimientos existentes, e incluso, abordar la creación de nuevas realidades, de nuevos negocios y nuevas industrias.
La capacidad para innovar de las empresas y de sus profesionales está determinada por sus propias realidades, pero también por la capacidad para adaptar y aplicar conocimientos producidos en cualquier lugar. No debemos olvidar que la innovación es producto de la combinación del conocimiento con la acción. La innovación, como el proceso de llevar a la práctica concreta ideas generadas por la creatividad, debe ser la característica esencial de la personalidad de los emprendedores y de las empresas en constante crecimiento.

Desde esta óptica, “innovación” y “emprendimiento” (entendido tanto en el sentido de la aparición de nuevas empresas y negocios, como en el sentido de la transformación de las existentes), son dos pilares fundamentales para tratar de reconducir la situación actual. El emprendimiento innovador, nos ayudará a identificar nuevas realidades empresariales, a transformar oportunidades en ingresos, a mejorar la competitividad de nuestras empresas y profesionales y, por lo tanto, no permitirá acelerar el crecimiento económico.
Necesitamos mejorar la formación de nuestras empresas, profesionales y jóvenes especialmente en el ámbito del pensamiento creativo. Necesitamos aumentar la investigación aplicada que nos conduzca a la generación de nuevos conocimientos. Necesitamos mejorar las condiciones del sistema actual, de forma que se mejore el flujo de nuevos proyectos, que se facilite el contacto entre creadores y emprendedores con posibles inversores y que se faciliten las condiciones administrativas para poner en funcionamiento nuevas realidades empresariales.

El crecimiento y desarrollo futuro de nuestra economía va a ser directamente proporcional a nuestra capacidad de innovación y a nuestra capacidad de emprendimiento. Ambos conceptos, innovación y emprendimiento, dependen del conocimiento, del saber. Por lo tanto, invertir en conocimiento, debe ser una prioridad para superar las dificultades actuales y poder construir un futuro más próspero y estable para todos.